En esta ocasión hablaremos acerca del clorador, sus características y los usos que se le da a este elemento. Desde hace mucho tiempo, el cloro ha sido utilizado en diversas áreas con el objetivo de desinfectar las distintas superficies y productos; un claro ejemplo de esto son las albercas, las cuales son cloradas debido a que gran cantidad de personas ingresa en ellas, y con esto se evita la propagación de todo tipo de enfermedades o infecciones.
A pesar de que el cloro puede ayudar a mantener limpias muchas áreas y lugares, este sigue siendo un químico fuerte que debe ser tratado con cuidado, especialmente en ciertas presentaciones en las que puede llegar a ser muy peligroso si no se toman las medidas pertinentes. Es muy importante que, independientemente del tipo de presentación que se tenga, este elemento no se deje al alcance de los niños para evitar cualquier tipo de accidente.
En el caso del agua al que se le aplica cloro por diversas razones, se debe saber cuál es la constitución que esta tiene para poder colocar la cantidad correcta y que este tenga el efecto deseado, ya que hay diferentes tipos de agua, y por lo tanto, la cantidad de cloro también debe variar. Por ejemplo, el agua para consumo humano, de ninguna manera puede ni debe tener la misma cantidad de cloro que el agua residual potabilizada.
Aunque desinfectar el agua es uno de los usos que más se le da a este elemento, no es para lo único que se utiliza, ya que el cloro en mayores cantidades, también es capaz de oxidar algunos metales. En algunos sitios, como en los pozos, se debe colocar una bomba dosificadora o clorador para que el agua se mantenga limpia y desinfectada en todo momento.
El clorador trabaja manteniendo el agua clorada en los niveles permitidos aceptables, dependiendo para que tipo de uso sea el agua que se pretende desinfectar. La mejor marca de cloradores es la LMI, la cual por supuesto tenemos disponible en Protedetecs.
Las bombas de dosificación pueden ser sencillas o muy complejas, dependiendo de las necesidades que el agua a tratar tenga, por eso se deben conocer muy bien los componentes del agua con la cual se está trabajando, así como su PH, pues solo así se podrá utilizar el sistema adecuado para que este a su vez suministre la cantidad correcta de cloro.
Tanto el agua potable para consumo humano, como el agua tratada que se llega a utilizar para el riego y otras funciones, deben llegar a su destino con una cantidad de cloro, sin embargo, la cantidad de estas dos es muy diferente por los usos que tienen. En el caso particular de las aguas residuales, las cuales ya llegan con un complejo proceso de filtrado, no es tan necesario que lleguen con cierta cantidad de cloro, aunque lo mejor es que sí pasen por este proceso.
Aunque el cloro es quizás la mejor alternativa para la desinfección del agua, es importante mencionar que existen otras formas de someter al agua a este proceso, especialmente cuando el cloro no puede ser una posibilidad, entre ellas se encuentran la desinfección con ozono, por radiación UV y el dióxido de cloro.
En la antigüedad no se conocía de los efectos que el agua podía tener en el hombre cuando esta se bebía, lo que probablemente en un principio podía no causar ningún daño; sin embargo, tiempo después esto empezó a cambiar y el hombre se dio cuenta que el agua debía pasar por un proceso específico para que pudiera estar aún más limpia y así no ocasionar ningún daño al organismo de las personas. Para satisfacer sus necesidades de agua y comida, el hombre solo se preocupaba por encontrarlos para cumplir con lo que el organismo solicita diariamente, pero en una era en donde todo ha cambiado y la tecnología ha revolucionado todos los procesos en los diferentes sectores, esto ya es cosa del pasado y hoy en día el hombre ya sabe cómo deben procesarse, tanto el agua como los alimentos, para que estos no causen ningún daño a la salud.
Hablando específicamente del agua, ahora se puede hacer uso de los cloradores para que esta se mantenga limpia por medio de las cantidades correctas de agua, lo que es muy importante ya que si se excede la cantidad de cloro para consumo humano, esta puede llegar a ser perjudicial para la salud, por eso es algo que debe hacerse con mucho cuidado y solo por parte de personal calificado y profesional en el tema, quienes deben llevar a cabo este trabajo con mucha responsabilidad.
Volviendo al tema de las albercas y el por qué el agua en la que nadamos debe clorarse: esto es de suma importancia, ya que en primera instancia, la mayoría de las piscinas se encuentran expuestas, es decir, al aire libre, en donde gran cantidad de agentes y contaminantes pueden introducirse en ella y posteriormente estar en contacto con las personas que hacen uso de la misma. Otra forma en que el agua de las albercas puede llenarse de contaminantes es cada vez que las personas entran en contacto con el agua, ya que como sabemos, los seres humanos portan gran cantidad de bacterias, y aunque estas no puedan verse a simple vista, están presentes. Algunas albercas suelen estar cubiertas mientras nadie las utiliza, ya que de esta manera pueden mantenerse más limpias, sin embargo, esto no puede sustituir la acción desinfectante del cloro.
Los seres humanos tenemos sudor y fluidos que pueden contaminar el agua; es por eso que en muchas albercas comunitarias y de centros deportivos aunque el agua esté clorada, piden a los usuarios bañarse antes de ingresar en la alberca.
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