El cloro en sus distintas formas, como las pastillas de tricloro, es el químico más utilizado para la desinfección del agua de albercas. El componente que le da esta cualidad es el ácido hipocloroso (HCl). Las fuentes de ácido hipocloroso más empleadas son 3: tricloro, hipoclorito sódico, o el cloro generado mediante electrolisis salina. El método realizado mediante hipoclorito es el más usado, pues resulta ser el más económico, no obstante presenta varias complejidades para su manipulación y almacenamiento, por lo que a continuación describimos otras opciones que pueden ser muy viables.
El ácido tricloro-isocianúrico, mejor conocido como “Tricloro” es utilizado frecuentemente con la finalidad de esterilizar, ya que gracias a su alto contenido de cloro libre, es un excelente eliminador de algas, virus y bacterias que pueden desarrollarse dentro del agua o sitios con mucha humedad. Entre las aplicaciones más comunes podemos encontrar las piscinas y torres de enfriamiento, pues ambos son medios aptos para la proliferación de hongos, o en aplicaciones hospitalarias o públicas como antiséptico.
Podemos encontrar al ácido tricloro-isocianúrico en varias presentaciones: granular, en polvo, y en tabletas de 3” (76.5 mm de diámetro, 27 mm de espesor y 200 gramos de peso aprox.) y de 1” (25.4 mm de diámetro, 16 mm de espesor y 14 gramos de peso aprox.), siendo las pastillas de tricloro las que representan el uso más práctico, pues pueden ser dosificadas por medio de un clorador automático o en los desnatadores de piscina. Ambos métodos son super sencillos de utilizar, además de económicos, lo que los hacen una excelente opción si de clorar el agua se trata.
El tricloro produce dos tipos de ácido: ácido hipocloroso y ácido cianúrico. He aquí su reacción química: ATCC + 3 H2O -> 3 HClO + AC. La limitada solubilidad del tricloro hace que vaya liberando el ácido hipocloroso de forma progresiva, manteniendo así un nivel de cloro activo adecuado. Por otra parte, el ácido cianúrico es un producto estabilizador, el cual una vez que entra en contacto con el agua, protege al cloro activo contra la degradación solar y rayos ultravioleta, haciéndolo especialmente adecuado para albercas que se encuentran al aire libre; a mayor concentración de esta sustancia mayor protección, una ventaja en comparación con el hipoclorito de calcio. Aunque cabe mencionar que, cuando las concentraciones de cianúrico llegan a 30 ppm, se llega a un límite, y la protección ya no mejora por más que este se añada al agua, pero es tan eficaz que a una concentración de 10 ppm ya se ha conseguido el 80% de los efectos esperados. Sin embargo, el tricloro también tiene sus desventajas a concentraciones mayores, por lo que se recomienda trabajar en un rango de entre 10 y 30 ppm.
¿Y cómo dimensionar las ppm de tricloro? Es muy fácil llegar a la concentración de 10 ppm de ácido cianúrico, ya que cada kilogramo de tricloro contiene 550 gramos de cianúrico. Puede parecer un valor alto, pero si analizamos el tricloro que usamos regularmente, es semejante a estas cantidades, y sin problema se cubren.
Como ya se mencionó, el tratamiento de agua por medio de ácido tricloro isocianúrico es bastante económico, está por encima del hipoclorito de calcio en un 15% aproximadamente. Sin embargo, el hipoclorito de calcio resulta un poco más complejo a la hora de su almacenamiento, debido a su dilución y baja estabilidad, lo que hace al tricloro en algunas ocasiones una mejor opción, sobre todo si se trata de albercas pequeñas, pero es necesario la obligada renovación de agua de la piscina para lograr mantener un nivel adecuado de cianúrico residual que estabilice el cloro sin evitar su acción bactericida, lo mismo se pide para el uso de cloración mediante sal común, pero en menor cantidad. Otra ventaja del tricloro es que no modifica el pH del agua, por lo que no será necesario añadir un estabilizador de pH, lo que causa un ahorro económico en el tratamiento del agua.
En comparación con la cloración mediante electrólisis salina, esta consiste en suministrar sal común mediante un electrolizador, el costo del tricloro está un poco por debajo (alrededor de un 20%) de este método, además al intervenir la sal, el agua toma un sabor salado, lo que lo hace del tricloro una mejor opción, siempre y cuando la piscina no rebase los 200 m3.
El número de pastillas a utilizar dependerá del flujo agua a clorar, ya que a mayor caudal, mayor desgaste de las pastillas, y por lo tanto más rápido deberán de ser reemplazadas. Aunque generalmente es recomendable aplicarlo de una a dos veces por semana. Y es importante mencionar que el tricloro también es conocido como cloro lento, ya que su dilución va más despacio que la del dicloro, lo que lo hace una opción aún más cómoda en la parte del reemplazo de las pastillas.
Cabe destacar que aunado a todo lo mencionado anteriormente el tricloro, es de fácil y seguro almacenamiento, únicamente se deberá cuidar que sea un lugar fresco, ventilado y seco, además es de suma importancia que no tenga contacto con el sol, el calor o la humedad, ya que estos factores hacen que se desgaste, y por consecuencia pierda “fuerza”.
Se deberá tomar en cuenta que para su manipulación es primordial evadir el contacto con los ojos, piel, mucosas; así como evitar su inhalación. En caso de que suceda, es sustancial enjuagar con abundante agua y/o respirar aire fresco, según sea el caso, y acudir al médico de inmediato. Y sobre todo, tener cuidado de no reutilizar los envases donde venían contenidas las pastillas de tricloro.
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